La vida de hoy se ha convertido en un monitoreo constante de los individuos a otros individuos. Todos son parte de la vida de una persona pública, por el simple hecho de hacer un comentario en su muro, o en una publicación que fue realizada por el Community Manager que maneja su cuenta pública. Y esto sucede con cualquier persona que, por medio de las redes sociales pertenece al mundo digital, y así puede ser un amigo de un perfil, aunque jamás se le haya visto ni se le vaya a estrechar la mano, aun así se encuentren en la misma ciudad. Ámbito digital que bien podría ser un nuevo continente cibernético, en el que las personas cohabitan a través del escrolling a la pantalla de un dispositivo.
De esta manera, las nuevas generaciones están siendo bombardeadas por personas, que aprovechándose del sistema emocional, promueven qué es lo que se debe hacer para ser alguien en la vida. Y de ésta manera también, la presente campaña, no sólo obedece a que una mascota que ha sido por años inofensiva, desaparezca, ya que al rescatarla para no ser olvidada, se aproveche su imagen, para que sus mensajes, logren un impacto positivo en la sociedad, invitando a los jóvenes en conflicto existencial, a que se acepten tal y como son, a que se muestre que el mundo no sólo gira en torno a ser un influencer o alguien público con éxito en el mundo del cine o del deporte. Sino que también pueden triunfar, por el simple hecho de lograr valerse por sí mismo y obtener las acreditaciones escolares que les permita tener una carrera, hacer lo que más les guste y les mueve, o simplemente a alcanzar sus sueños a su ritmo y sin tener que demostrarle a nadie que lo ha hecho para ser reconocido públicamente.
La sociedad no necesita nuevos héroes, los individuos necesitan aceptarse tal y como son y valorarse por lo que son y no por lo que posean.